El objetivo de componer nuestras propias tarjetas de felicitación puede no ser tan obvio, seguramente ustedes pensaran que con esto vamos a trabajar destrezas manuales (psicomotricidad), gusto estético y además lograremos que nuestros hijos e hijas sean consumidores responsables, pero no es solo eso ... al hacer con nuestras propias manos un regalo, estamos fortaleciendo la afectividad y el equilibrio espiritual, tanto de quien la hace, como de quien la recibe.
Comencemos.
Lo primero es nuestra actitud, vamos a ser inovador@s, reuniéremos materiales dispares, que quizás a primera vista no parezcan muy combinables.
Un ejemplo, podemos reunir, cartón, cartulina, periódicos, revistas, telas, botones, cintas, algodón, lanas, arena, arroz, abalorios, fotografías, ...
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